Llueven feroces perros esta noche,
La carne abierta de las calles
se anega de ladridos y huesos,
Millones de zapatos pisan salpicando
de sangre gris los muros opacos
Llueven perros en esta noche hostil,
me muerden el pelo y las uñas
Sus gritos empapan todas las ventanas,
me arañan el rostro con sórdido afán
sus bocas babean verdes charcos rabiosos
Llueven perros durante horas furiosas.
Contra los cristales, contra las puertas,
Contra las camas, contra las barras de los bares
Contra las palabras, contra los mendigos,
Contra la juventud y contra los tristes envejecidos.
Llueven perros desde un cielo púrpura,
Esparcen negras pulgas a su paso
como impías nubes un granizo enfermo;
Y nadie estará a salvo de los animales
porque corrientes de rabia descienden a chorros.