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martes, 8 de marzo de 2016

Extraña tormenta oscura al atardecer




Llueven feroces perros esta noche,
La carne abierta de las calles
se anega de ladridos y huesos,
Millones de zapatos pisan salpicando
de sangre gris  los muros opacos

Llueven perros en esta noche hostil,
me muerden el pelo y las uñas
Sus gritos empapan todas las ventanas,
me arañan el rostro con sórdido afán
sus bocas babean verdes charcos rabiosos

Llueven perros durante horas furiosas.
Contra los cristales, contra las puertas,
Contra las camas, contra las barras de los bares
Contra las palabras, contra los mendigos,
Contra la juventud y contra los tristes envejecidos.

Llueven perros desde un cielo púrpura,
Esparcen negras pulgas a su paso
como impías nubes un granizo enfermo;
Y nadie estará a salvo de los animales
porque corrientes de rabia descienden a chorros.


lunes, 7 de marzo de 2016

Canciones para Eva




Sueño, luego existes

Aunque a veces parezca
que la estrehez crece y
caigan de mis manos las
grandes esperanzas que te cuento,
lo cierto es que deseo pocas cosas, Eva,

No más que ver como rompes
el primer trozo de chocolate
con tus pequeños dientes, y adivinar
el dulce masaje que le sigue

Encontrarme con tus talones
cuando no hallo la postura adecuada
en la cama, besar tus palidos hombros
y emborracharme de ron en los parques

También quiero ver batallas y contar
historias, que mi equipo gane los domingos
y largas sobremesas donde la discusión no cese,
un par de discos a oscuras suenan muy bien

Algo sencillo, como un viaje o un buen polvo,
y que tu cuerpo me siente como un buen
porro de maría. Risas y abrazos en la
madrugada, tu olor en mis camisetas...

Son pocas las cosas que deseo, Eva,
Pero estás en todas ellas y en
ninguna al mismo tiempo


Prefacio



Amplía la imaginación.
Amplía, fantasea,
Amplíala
Y luego vuelve.
A llorar
A llorar
Sobre la cama vieja,
Donde lo real es tan estático
y verdadero que da miedo.
Por todo
Por todo.
Para ser un poeta muerto
debes fumar hasta escupir sangre
Beber hasta
querer Suicidarte,
Amar cuando
Más,
Duela,
Cuando
Menos,
quieras.
Debes morir, debes morir.
De depresión.
Y no encontrar nada sino
destrucción y búsqueda. (Dijo Llorando)

domingo, 6 de marzo de 2016

El lugar

Viene un lejano eco
de conversaciones,
trae negra mirada
y nuevas promesas.

Ordeno el cuarto
sitúo los viejos
posters, todo
debe estar en

El lugar adecuado,
y yo también

Retorna el tiempo
a contarse en gotas
la espera es honda
como un pozo

Había una vez
una hoja de papel
blanca como la nada
buscando una pluma

El lugar adecuado, si,
y yo también.



The woman who I never saw


Aquel día de barro y escarcha yo te tuve cara a cara, con la mirada desafiante y los pómulos encendidos, repartiendo tarjetas de despedida con tu pasado de piedra, negándome tus clavículas heladas y la espinosa flor de tus hombros mordidos, sacudiendo interrogaciones al paso de la cabalgata del desahucio mientras sonaban trompetas letales. Y después de toda esta miseria puede que el tiempo nos de la razón como a los locos o a los tontos, porque por algún oscuro misterio de la sangre nuestras caricias siempre superan en violencia a nuestros golpes.

Quizás sea porque ambos sabemos que, a veces, tapa más goteras un te necesito que un te quiero, o quizás porque te pierden mis ojeras "ese agua gris donde crecen tus verdes nenúfares tristes", como a mi me pierden tus rodillas heridas, el caso es que aquel día de barro y escarcha nos tuvimos frente a frente llamando a todas las puertas del daño y luego nos molimos bajo la lluvia como si nuestra vida fuera un poema de Pizarnik, donde el amor se resbala por la pena como un vestido hacia tus pies.

sábado, 5 de marzo de 2016

Invitación


El viejo enamorado aun recuerda el tiempo en que pudimos arder
entre las olas.
El viejo triste aun añora la calma de las enredaderas rojas.
El viejo vencido aun cree en la victoria.
El viejo cuadrúpedo aun quiere volar.
El viejo loco rodeado se ve de gloria.
El viejo lobo, el viejo alegre, el viejo sollozando
sobre el tejado.
¿Donde está el suelo?
¿Donde está el suelo?
El viejo jarrón seco, apunto de romperse, aun no olvida los tiempos de
frescor contenido:
Aun siente como ardimos entre las olas.

¿Conoces algo más veloz que el rayo?
¿Hablaste con el trigo prendido de
la carne virgen, de la aurora, del azúcar
por tus poros disuelto?

¿Contaste alguna vez con la velocidad
de la destrucción?
¿Amaste hasta ser capaz de odiar?

Si todavía crees en la eternidad del
Leño seco.
Si tu gazñido aun resuena sobre el
Eco bajo.
SI adornas con orquídeas el moho
De tu alma.
Si el mar contemplado tu calma
No sacia.
Si crees en la hierba entre las
Vías vacías.
Si opinas que dos instantes de hedor
Desproporcionan un segundo de
Perfume:
¡Échate sobre la tierra y contempla
el desastre!

Sobre nuestras espaldas esperamos
fundirnos junto al beige trigo del
estío. Seremos centenares de cenizas
por el viento mecidas.
Caronte confirma la vida:
Desesperación, amor y ruina.

martes, 1 de marzo de 2016

Tardes sencillas


Cae la nieve como saetas
sobre los costados.
Adusto te observo contemplarla
a través de la ventana del refugio:
Sentada, serena, absorta.

Y mientras te miro comprendo
lo fácil que resultaría cantar al
contraste del carmín con la nieve,
recitar cien versos sobre tu piel,
gritar la predicción del vacío.

Lo fácil,

Lo fácil es saber que te irás
y hacerlo poesía. Mas
Lo difícil es descifrar el
invisible rayo por donde
Dios y tú os mantenéis la mirada.

domingo, 28 de febrero de 2016

Fragmento Sexto

Se desprende del lejano murmullo
la ola de tu ausencia embravecida,
y me hunde y me arrastra desde el
eco de tu voz hacia tu presencia misma,
hasta sumergirme en el recuerdo porque
el mar nunca olvida.

Y bajo espumas me pierdo,
de corales, algas y cieno
voy llenando con lo dedos
la melancólica mano mecida.
Y hundiéndome olvido la vida.
Amnesia que rellena tu reino.

Hablo del sol con los peces,
cabalgo al filo de una estrella,
y desafío a los tiburones
que amenazan a las sirenas.

Y al volver, desnudo, estrello mis encías
sobre la celda adonde tu resaca me exilia,
toda llena de realidad, cenizas y distancia,
toda llena de hastío y cemento: Toda vacía.

Rumor apenas imaginado por el tiempo
que transcurre aniquilando decibelios.
Intuición que al morir entreteje como
araña la tela del espacio sensorial y finito.
¿A qué elevación ínclita me sumerges,
a qué cielo invertido y abúlico que beso?

Contrastes violentos y salvajes;
nuca primero, dolor más tarde.
Y al final no más que mi voz
ebria y ardida, ola al cantar
quebrándose, última superviviente
de este naufragio de sangre.