Pesados y optimistas

Tengo desde hace no mucho cierta animadversión hacia las ¿tertulias? futboleras en los medios de comunicación. En parte por que generalmente consisten en un intercambio de mentiras, verdades a medias, medias verdades interesadas, opiniones tan insustanciales como irelevantes y argumentos volubles que cambian tanto como los resultados. En parte por que el tema no me interesa ya que en el noventa por ciento de las ocasiones ( excepto en Cataluña o Euskadi) se debate sobre el Real Madrid: la crisis, los galácticos, el peinado de Guti, el último fichaje que va a revolucionar el fútbol mundial, el fichaje que no lo ha revolucionado. las fiestas de los jugadores, los fallos defensivos causantes de la última derrota, el acierto táctico decisivo en la última victoria.. ¿Les canso? Pues así hasta el infinito.
Sin embargo, resulta que ayer mi compañero de habitación se dejó la radio encendida, cuando llegué al cuarto comenzaba el debate de el larguero. Pude haber apagado el transistor y dormir, pero un oculto deseo de flagelación detuvo mi mano, así que me dispuse a escuchar el debate que, adivinen, versaba sobre la trascendental cuestión: ¿será Juande Ramos capaz de arreglar la situación del Real Madrid?
En un lado del cuadrilatero, los mismos que pregonaron la llegada de la modernidad con Queiroz, la táctica con Luxemburgo, la seguridad con Capello y la excelencia con Shuster. Con Juande llega el método. Del otro periodistas Catalanes que vienen prediciendo el fin del Madrid desde la posguerra.
Hasta ahí todo normal, la misma ración de fanatismo, patadas al diccionario y argumentos enanos por ambos bandos. Sin embargo, hubo un hecho que me llamó poderosamente la atención, el optimismo de los perio-palmeros merengues no era una pose. Lo corroboraron el gran número de llamadas de aficionados convencidos de la remontada, tomando como argumento común que tras las inevitables victorias del Madrid contra Valencia y Villareal al BarÇa se le disparará el cagómetro, y claro, la diarrea anímica blaugrana tenderá una alfombra al bicampeón.
¿Qué o quienes pueden llevar a un aficionado que regularmente siga la liga española a realizar semejante pronóstico? ¿Acaso viven los aficionados madridistas en otra liga? ¿o acaso he soñado estas quince jornadas? Asustado, corro hacia el periódico y compruebo la realidad: FC. Barcelona
1 clasificado, 46 goles a favor y nueve en contra en quince partidos, doce victorias. Real Madrid, 6º 33 goles a favor y 26 en contra.
Al repasar la clasificación me llama la atención el hecho de que entre el Barcelona y el Madrid hay cuatro equipos, de modo que han de activarse cinco cagómetros para que Raúl levante la copa junto a Parejo y el barato Diarrá II.
Consternado, llamo al programa para informarle de que no son uno sino cuatro, los cagómetros a activar, que en mi opinión no está nada claro que el Madrid vaya a ganarle al Valencia y al Villareal pues son dos de los poseedores del cagómetro, que aún así fuera y el Madrid venciese todos los partidos que restan para acabar la liga no la ganaría si el cagómetro principal, es decir, el Barça, no pierde el cuadruple de partidos que hasta ahora, algo difícil aunque baje la media de tres goles por partido. Indignados, Guasch, Lama, González, Alcalá, Bustillo me llaman antimadridista, envidioso y ciego, luego llaman a la radio la redacción de Marca al completo, el equipo informativo de antena tres, Aznar, Calderón y Concha Piquer. Todos me gritan "¿acaso no viste el partido del Camp nou"?, "pero si perdieron", contesto acojonado. ¡Si, pero sólo dos cero!
Ahí está la clave, me rindo, con esa mentalidad es imposible no arrasar. Si Bernabeu levantara la cabeza...

Coda: Si el club merengue paga veinte millones de euros por Lasanne Diarra, de quien tengo la matrícula desde que lo ficho el Chelsea con 18 años. Me ofrezco a mi amigo Jose para representarle en una protesta pacífica frente al Bernabeu.

El próximo día hablaremos de los valientes deportistas de Euskadi.