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martes, 9 de noviembre de 2010

Realidad, esperanza y jaulas de agua





El llanto sin lágrimas asfixia 

cual humo que hiere los pulmones.

Es necesaria una soledad oceánica 

Para no anegar de frío nuestras pupilas



Cuando lloro por dentro una lluvia lenta

Por fuera me lloran músicas y paraguas.

Seco mis ríos con juegos y poemas

como alivia el canto del pájaro a su jaula



Sé que desde algún sueño lejano, 

tu estás viniendo con el pañuelo blanco

que limpiará mis cloacas desbordadas.



No evitará  el nacer de nuevos arroyos

Pero tu desnudez me servirá de consuelo esas tardes

torrenciales, raras, feas como una calle parcheada.



De momento, la esperanza de tu cuerpo seco y caliente 

desafila la cuchilla de afeitar: fría, solícita y erguida,

Como la guillotina de un emperador.

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